Editorial
DOI:
https://doi.org/10.47924/neurotarget201880Resumen
Estimados lectores:
Bienvenidos al último número anual de NeuroTarget.
En esta oportunidad compartiremos con ustedes, como tema central, una detallada y precisa revisión sobre una temática altamente controversial desde sus mismos orígenes y que no lo ha dejado de ser aun en nuestros tiempos: “Psicocirugía”.
Para comenzar, desde mi punto de vista, este término ampliamente difundido y aceptado si bien es por todos claramente relacionado con su significado, no deja de ser una expresión poco fiel de lo que realmente intenta representar.
En este sentido, el rol del neurocirujano funcional siempre se ha focalizado en el intento de controlar los síntomas presentes en diversas situaciones, más allá de la causa que origine la enfermedad. Es así que existen “cirugías” para el dolor, los movimientos anormales, la espasticidad, la epilepsia, entre otras muchas condiciones.
La denominación “cirugía de los trastornos psiquiátricos” –en mi criterio– impresiona ser más representativa y se amolda con mayor justeza al concepto que desea transmitir.
Más allá de las infinitas disquisiciones semánticas que se pueden establecer en torno a la manera de denominar a esta actividad, el indudable punto de controversia se centraliza en el muy fino equilibrio entre la ejecución de estas prácticas y la ética.
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Derechos de autor 2018 Fabián Piedimonte
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